Ser cristiano

San Pablo nos grita: “cristiano, tu estás dormido, despierta”(ef 5:14). Es hora de despertar, porque la noche está avanzando (rom 13:11). Es necesario que la iglesia haga resonar el timbre de alarma, el despertador que nos saque de la mediocridad. Necesitamos que la iglesia, como el centinela grite: “cristianos, despierten, estén alerta, que el demonio como león quiere acabar de devorarlos”. “Católicos, sean cristianos, ser o no ser, ese es el gran problema”. Es hora de no vivir de nombres, de realidades. Ya uno no sabe si come o bebe algo natural o artificial. La vida también y puede que muchos cristianos lo sean también; no tienen más que un barniz superficial; parecen vivos y están muertos. ¿Cómo define San Pablo al cristianismo?


**¡Cristiano es el que busca lo que agrada al señor! (efes 5:10).Típico del cristiano es “procurar conocer cuál es la voluntad de Dios, buena, grata y perfecta”. El primer mandamiento es “amar a Dios con todo el corazón”. Pero amar impone el mínimo de hacer lo que al otro agrada y evitar lo que le desagrada. Por eso Jesús dice: yo siempre hago lo que agrada a mi padre. ¿Cómo podemos conocer y discernir lo que a Dios agrada? Desde luego por la palabra de Dios, contenida en la
Biblia. Ese libro es el que nos da el pensamiento de Dios. Si queremos tener los pensamiento de Dios, leamos el libro de Dios. La voluntad de Dios se conoce conociendo la propia vocación.


**Cristiano es el que camina como hijo de la luz: Somos en primer lugar hijos de la luz. Jesús se denomina luz del mundo, y nos manda también ser luz. Pero no basta ser hijos de la luz, es necesario “caminar”, es decir: “vivir”como lo que somos. Es
vergonzoso decir que los que van a la iglesia son igual que los demás o a veces peores. Reconocemos que somos pecadores, pero si el Evangelio no sirve para ser algo mejor, ¿para que vale? ¿Cuál es la tipicidad de los hijos de la luz? Tres virtudes: bondad, justicia, verdad. Bondad: tener corazón bondadoso es una de las mejores cualidades del carácter. Justicia: Jesús dice: lo principal de la ley es la justicia, la lealtad y la bondad. Pero la justicia sin caridad es la mayor
injusticia y la caridad sin justicia es una burla. Verdad: Jesús es la verdad. Jesús es sí. No es sí hoy y mañana no. Jesús dice siempre la verdad, es sincero. Es el mártir de la verdad, es coherente, no oculta la verdad.

**El cristiano debe saber y estar dispuesto a dar razón en todo momento de su fe y de su esperanza... La fe es racional e igualmente la esperanza. El cristiano ha de tener razones (no puros sentimientos) para creer y esperar. Saber justificar ante sí mismo la fe. Pero no basta tener razones para conservar la fe y la esperanza, es saber defenderla en público; y si hemos de ser apóstoles, hemos de saber exponerla con convicción... De ahí que tenemos que dar una formación sólida. No basta la fe del
carbonero. No hemos de tener miedo a la ciencia y por otro lado no hemos de estar a la defensiva con un complejo de inferioridad. “En general, defender la vida cristiana”. La fe cristiana tiene que estar justificada de tal forma que pueda ser vivida con responsabilidad lo que tiene justificación. La fe debe purificarse de ideologías interesadas. “No podemos dejarnos llevar de una falsa seguridad debida
a una credulidad acrítica. Dar razón podría significar también dar testimonio, frase muy de moda actualmente.


**Los cristianos deberían saber lo que son y lo que quieren. También los no-cristianos deberían saber lo que los cristianos son y lo que quieren. ¿Qué es el cristianismo y qué quiere? El cristianismo quiere amor, justicia, hallar sentido a la vida, ser bueno y hacer el bien... Pero, ¿no quieren tales cosas también los no-cristianos? Sin duda, la cuestión de lo que el cristianismo quiere, lo que el
cristianismo es, se ha agudizado drásticamente, ya que los no-cristianos hoy comparten muchos de los ideales del cristianismo y también están a favor del amor, justicia. San Pedro nos dice quién es un cristiano en su primera carta (1:3-9).


**El cristiano es aquél cuya patria está en el cielo, en la vida eterna: Somos ciudadanos de dos reinos: la tierra y el cielo, somos mitad “bestias y mitad ángeles”, somos materia y espíritu. Sólo que la ciudadanía terrestre es pasajera, es de tránsito, y la del cielo es de permanencia, es eterna. El cristiano vive de paso, en camino, es un transeúnte con permiso de permanencia muy limitada (heb 13:14). Nuestra patria es el “futuro absoluto”. ¡Qué desdicha más grande de perder la fe cristiana de la patria que nos espera! Hay cristianos tan influenciados por el marxismo que todo lo que sea religioso, se les antoja “opio para el pueblo”. La fe, la religión no es opio, no nos dispensan de comprometernos en la construcción de un
mundo más humano y más moderno. Los cristianos sabemos que el precio de entrada al cielo es la caridad: dar de comer al hambriento etc... Sabemos que cuanto más felices hagamos a los hombres en este mundo, tanto más practicamos el amor, que es el pasaporte de entrada en la patria. Y como el viaje, aunque no sabemos cuanto puede durar, puede ser un tanto prolongado. Cuanto más agradable hagamos el viaje a nuestros compañeros, tanto mayor será el peso de gloria que alcanzaremos (2 cor 4:17). Pero conviene que no olvidemos que nuestro viaje puede acabar en cada instante. El cristiano es una persona consciente de que viaja hacia el allá, hacia la patria.


**Cristiano es el que sabe que ha de ser juzgado por el Señor: Quien me juzga es el Señor. No importa que nos juzguen los humanos, los tribunales de la tierra donde está el soborno. A cada uno, sobre todo, le juzga su conciencia. Hoy, hay algunos que dicen que el juicio después de la muerte, lo hará nuestra conciencia. Buena solución sería esa. Pero por encima de nuestra conciencia, dice San Pablo: hay un
juez “Dios”: cierto que nada me arguye la conciencia, más no por eso me creo justificado; quien me juzga es el Señor. Allí no valdrá decir: “yo no lo veía así.
Quien me juzgará es Dios, que ve los escondrijos de las tinieblas y conoce los deseos más ocultos de los corazones.


**Cristiano es el que espera la salvación más allá de la muerte, del pecado, de lo que pasa: El cristiano es el hombre de la esperanza. No es meramente hombre de
espera, sino de esperanza. Hay mucha gente que tiene esperanza pero no tiene esperanza. Tienen esperanza de que gane su equipo favorito, de que tal vez le toque la lotería. Pero no tienen esperanza teologal. La esperanza teologal es la virtud de la alegría y del coraje. Por eso hay tan pocos cristianos con alegría y coraje, porque les falta la esperanza. Pero nuestra esperanza está más allá de la muerte. La muerte para el cristiano no es la meta, sino un punto de arranque para llegar a la
casa del padre. Dice el canto: “tú nos dijiste que la muerte es el final del camino... Nuestro destino es vivir”. El cristiano sabe que el hombre no es un ser para la muerte sino para la vida más allá de la muerte. Nuestra esperanza está más allá del pecado: Muchos piensan que la realización humana consiste en pecar y más
pecar, es decir: en hacer de su corazón una fábrica del pecado. Piensan que el vivir consiste en vivir a lo animal, hacer del vientre su Dios y del sexo el ideal único de su vida. Pero muy bien dice San Pablo que a los tales se acaban en la perdición. El mundo, la humanidad, vive hoy un ambiente tal de corrupción. El cristiano sabe
de sobra que más allá del pecado está el perdón, el amor, la alegría, la paz. Nuestra esperanza está más allá de lo que pasa. En la tierra todo es pasajero: amistad, placer, personas, alegría, tristeza. ¿De qué le vale al hombre si gana el mundo y pierde su alma? Cuando San Bernardo y sus tres hermanos debían cumplir el voto de consagrarse a Dios en la vida religiosa, el mayor de ellos encontró a
su hermano menor jugando en la calle. Despidiéndose de él le dijo: Nivardo, nos marchamos, te dejamos para tí todas nuestras tierras y nuestros bienes. Respondió Nivardo: no es justo que me dejen la tierra y ustedes escojan el cielo. Y así, él se fue con ellos. “La meta de la fe es la salvación propia”.


**Cristiano es el que siente una alegría sobrenatural, que no se puede expresar:
San Pablo llama a veces a la esperanza alegría. Si somos los hombres de la esperanza, lo somos de la alegría. El Evangelio es el mensaje de la alegría. El cielo es el lugar de la alegría. Cristo es la alegría de los ángeles y los hombres. “Por eso alegraos, aunque por un tiempo os sea necesario sufrir varias pruebas. Vuestra fe saldrá así probada como el oro, que pasa por el fuego”. Y es que como Cristo llegó a la gloria a través de padecimientos, el cristiano ha de seguir el mismo camino. El santo cura de Ars decía: “en el alma unida a Dios hay eterna primavera”. El cristiano es el que vive alegre y va sembrando alegría y esperanza.


**Cristiano es el que se santifica por el Espíritu Santo y se compromete a obedecer a Cristo hasta la muerte: Consciente de estar santificado por el espíritu, es decir, consciente de que vive en gracia de Dios y consciente de lo que es la gracia, que
lo hace templo del Espíritu Santo. Y si Dios está a favor de él, ¿a quién ha de tener miedo? Comprometido a obedecer siempre a Cristo: Hoy se habla mucho de compromiso con Cristo, pero no sé si nos comprometemos a obedecerle o a interpretar el Evangelio a nuestro gusto y fabricamos un Cristo a nuestra medida, lo cual es un auténtico ídolo. El compromiso de Cristo es y ha de ser un compromiso de obedecer. Al
fin, como dice San Pablo: la fe es una obediencia o no es fe. Hasta la muerte: hasta morir por Cristo. Como los mártires. ¿De verdad la meta de toda nuestra fe es la salvación? Pero, ¿qué salvación? ¿Tenemos miedo a decir en qué ponemos la salvación?
¿Nos quedamos en una salvación inmanente? ¿De verdad consideramos nuestra patria, el cielo? ¿O estamos tan apegados a esto terrenal que miramos como enorme desdicha el morir e ir al cielo? ¿De verdad que vivimos alegres y alegramos a los demás con nuestra esperanza? ¿Somos y estamos comprometidos en Cristo, por Cristo y con Cristo?


**CRISTIANO ES EL QUE TOMA EN SERIO SU VIDA: Nunca la vida del hombre es tan seria como cuando se sabe rescatada con la vida y la sangre de Cristo. Nunca la vida es tan seria como cuando se sabe que no acaba con la muerte. Nunca el hombre vale tanto
como cuando se sabe que no es meramente temporal, material, terrenal. “la vida no es un juego”, no es un deporte donde lo mismo da ganar que perder. La vida no es una broma más o menos pesada. La vida no es un negocio que si fracasa, se empieza otro. La vida es lo único verdaderamente serio, pero, ¿los cristianos la estamos tomando en
serio? ¿Es serio que Cristo tenga hambre en los pobres... Esté sin medicina en el campesinado, mientras en las ciudades industriales se malgasta en cerveza? La vida es muy seria para derrochar el tiempo en casinos ... Etc. ¿Tomamos en serio la vida y el tiempo o nos dedicamos a malgastar y matar el tiempo con entretenimientos y evasiones?


**¡Cristiano es el que sabe que fue redimido no con oro sino con la sangre de Cristo:
Nosotros no hemos sido rescatados por alguien a quien Dios pagó oro, sino que nos rescató poniendo a riesgo su vida, dando su propia sangre por nosotros. Cuando Dios infinitamente sabio nos rescató a tan gran precio, ¿qué malos comerciantes somos vendiendo nuestras almas, nuestra vida eterna por un plato de carne? Y hay cristianos que pagan para pecar, es decir, para hacer nulo el rescate de Cristo. ¿Y cuantos cristianos venden bien barata el alma?


**Cristiano es el que ha sido reengendrado por la palabra de Dios: A todos los que recibieron la palabra, el Evangelio, le dio poder de hacerse hijos de Dios. La iglesia de Cristo nace de la predicación del Evangelio, y el cristiano es miembro de la iglesia por la palabra de Dios. La palabra de Dios da una nueva vida que nunca acaba, la palabra de Dios es la semilla. Semilla incorruptible. ¿Qué clase de tierra somos al recibir esa semilla? Toda palabra que cae en el corazón de un hombre es una semilla, ¿de trigo, de cizaña? Todos somos campo de cultivo.....No podemos estar en
baldío....Cristiano es el que recibe en sí la semilla de la palabra de Dios. Cada cristiano ha de ser además sembrador de la palabra de Dios. El cristiano es “discípulo de la verdad”.


**Cristiano es el que sabe sufrir: Dichosos los que llevan la cruz. Eso es ser cristiano: llevar la cruz, claro que la cruz se puede llevar como Cristo o como el buen ladrón o como el mal ladrón. De Jesús dice la carta a los hebreos que aprendió mucho sufriendo. Cuantas veces se ha dicho que vivir es sufrir. Al fin, no hay amor sin dolor. Y todos ponen el amor como la cumbre del vivir. “Amor se escribe con sangre”. Hay pocos que saben vivir, porque son muy raros los que saben sufrir con garbo. Los vividores -así llamados- son los que menos saben vivir, son infantiles que creen que saben, porque no saben nada. Los vividores son los que no quieren sufrir y así malgastan toda su vida. Trabajar implica sufrir, crecer implica sufrir, desarrollarse exige esfuerzo, todo esfuerzo exige sacrificio. “Sufrir por practicar el bien es una gracia de Dios”. ¿Cuándo será que los cristianos veamos de nuevo el sufrimiento por Jesús como una gracia? Vivimos una era de facilismo, de consumismo, de comodidad, donde hablar de sufrir parece masoquismo. ¿Habrá desaparecido definitivamente la era de los mártires y de los héroes cristianos? Cristiano es el que sabe poner la mejilla cuando le dan una bofetada; el que sabe caminar dos kilómetros con el que le hace caminar uno...El que sabe perdonar al enemigo.....Y hacer el bien al que le hace el mal.


**Cristiano es el que ha muerto al pecado y vive para la justicia: Vivimos evidentemente un ambiente de pecado, donde no se facilita el vivir como cristianos en pureza y santidad. Una manera farisaica de hacernos creer que en todo caso vivimos como cristianos, es decir que Cristo destruyó de tal manera el pecado, que éste ya no existe. Se ha llegado a predicar que ya no existe el pecado: ya no hay robos, ni asesinatos, ni injusticias. A lo más hay enfermos mentales, pero no
pecado. El pecado existe y cristiano es el que ha declarado la guerra a muerte
al pecado. Vivir para la justicia significa vivir para la santidad. Agonizaba Santo Tomás de Aquino. Le rodeaban sus hermanos de religión. Padre, le dijo uno de ellos: díganos lo que más le ha admirado en la tierra. Todavía pudo responder. Lo que nunca he comprendido es que un hombre se atreva a dormir en pecado mortal.


**Cristiano es el que se vuelve al buen pastor: Ciertamente es el buen pastor el que sale a buscarnos y nosotros más que nada estamos especializados en huir del pastor. Pero también es verdad que hay ovejas que al oír la voz del pastor se dirigen hacia
él. Hay otras que no quieren nada con el pastor, y otras que gustan de escuchar su palabra. Puede suceder que el cristiano se haya pasado toda la jornada, lejos
del pastor, y en la noche antes de descansar, cierre la jornada con la oración de vuelta. O puede ser que haga años que vivió alejado, y fue una cuaresma, una fecha cualquiera que la hizo recordar que es cristiano. Volver a Cristo una y otra vez es ser cristiano. Ciertamente tenemos tendencia a huir del bien y encaminarnos al mal, pero un clavo se saca con otro clavo, también una tendencia se corrige tratando de
lograr una nueva tendencia contraria. El sacramento de la reconciliación es el sacramento de la vuelta al buen pastor.


**Cristiano es el que llama padre al que juzga: El concepto de un Dios que juzga no es de los que están hoy de moda en la teología. Algunos quieren un Dios tan aséptico y tan otro que no se meta ni le interesa nada lo de aquí abajo. Dios es padre pero también el padre juzga al hijo, y el padre que no juzga no es un buen padre. “Dios es juez”. Es cierto que muchos prefieren hablar de un “antejuicio”, un “autodiagnóstico” ...Etc. Sea como sea, el nuevo testamento habla de un Dios juez. Eso si es un juez “sin acepción de personas”; para Dios no hay caras bonitas...Ni mira el color...Mira a las obras. Ojalá los cristianos no miráramos tanto el color del carnet del partido para dar una colocación...Etc. Jesús vino a construir la gran familia humana: Dios padre, Jesús, hermano mayor, María, madre....El Espíritu Santo, alma de esta familia. Somos hijos del juez, hermanos menores del juez. Nuestro sentimiento ante el juicio debe ser de confianza, de paz, no de miedo.

**Cristiano es el que está llamado a ser santo: ¿Qué significa ser santo? Desde luego significa ser distinto. Nuestro hablar, pensar, obrar, no puede ser como los demás. Trabajamos......Pero ha de ser de modo distinto. “Hemos de ser aroma de Cristo”. Así debe ser el cristiano. Ser distinto no significa ser como el fariseo, que se gloriaba de ser distinto. Eso se llama orgullo. Ser santo significa estar por encima de los problemas de cada día, los que agobian a todos. La gente corriente se deja apenar por la pobreza, el desempleo....Etc. El cristiano debe saber mantener la paz sin caer en la apatía, la pasividad. Nadie es más efectivo como el que mantiene los nervios y procede con calma, que no significa con indolencia. Ser santo significa no ocuparse para y exclusivamente de lo material, el pan, el agua, dinero....El santo sabe que la felicidad no se fabrica sólo con pan y deporte. ¿Qué significa ser santo en toda la conducta? Ser santo exige: estar siempre con el espíritu listo, alerta. No vivir como en los tiempos anteriores dominados por las pasiones, cuando nos guiaba la ignorancia. Vivir como hijos obedientes al padre. “Es lástima la cara de tontos que ponen muchos cristianos cuando se les habla de que
tienen que ser santos”. Santo el profesor, santo el panadero, santo el labrador. El santo es un hombre de acción, pero nunca violento, nunca agresivo, siempre apacible.


**Cristiano es que sabe llevar en todo una vida ejemplar: El cristiano debe ser el mejor ciudadano. Me parece lamentable del todo que un cristiano tenga que ir a la cárcel por robar, por matar, por borracho, por escandaloso. ¿Qué diría San Pedro, que habló en su primera carta del cristiano ejemplar, si encontrara en nuestra época casas de juegos, casas de próstitutas, editoriales pornográficas, clínicas de aborto y esterilización, cuyos dueños se denominan cristianos? El cristiano ha de ser excelente ciudadano no sólo desde el punto de vista negativo, sino también desde el positivo: debe ser el ciudadano más comprometido, más interesado en el bienestar y progreso material del pueblo, de la patria.


**El cristiano ha de hacer de su vida un permanente acto de culto: Dice San Pablo en su carta a los romanos: “os ruego, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcan sus cuerpos como hóstias vivas, santas, gratas a Dios. Este es vuestro culto racional......El cristiano debe hacer de su vida una misa. No es suficiente
participar pasivamente en la misa del domingo. La misa debe convertirse en vida.
Como “Cristo murió por nosotros una vez, para llevarnos a Dios, así también muramos por Él y por los hermanos, ofrezcamos nuestras vidas en sacrificio voluntario”. Pero esto sólo podrá suceder “por la vida del espíritu en nosotros”.


**Cristiano es el que hace de Cristo su piedra angular: Cristo es piedra, roca: la tradición rabínica hablaba en el antiguo testamento de una roca que acompañó al pueblo día y noche a través del desierto: dándole sombra en el bochorno, agua en la sequía, y refugio en el peligro. La roca era símbolo de “Yavé”. Cristo se denomina también piedra angular, desechada por los que trataban de construir, es decir, por los viñadores, pero que ha venido a ser piedra angular del templo santo. Ahí radica la solidez del cristiano: en la dureza de la roca que es Cristo. El cristiano no es un hombre que se deja llevar al retortero por cualquier viento. El cristiano no se asienta en una veleta, no es un gregario, no es un hombre que está a caza del último libro, del último sistema o ideología. Tiene un libro, tiene una persona en quien
apoyarse: Cristo. El cristiano es un hombre sólido, fuerte. A veces cuando se levanta un edificio puede el ingeniero equivocarse y al llegar a una piedra cualquiera, creer que ya encontró la roca viva, y pone sobre roca falsa la pilastra. El derrumbe va a ser mortal. También Cristo nos dice que vendrán muchos diciendo: mirad el Cristo está aquí, no lo creen porque habrá falsos cristos y falsos profetas.
¿Cuál es la base de nuestra parroquia? La sociología, la política, el salón parroquial, tal o cual persona? Es Cristo. ¿Somos cristianos? ¿En qué nos apoyamos? En San Benito, en el papa, en el obispo, o en el Evangelio y en Cristo? Nuestra base es Cristo. Cristo es la roca contra la que se han estrellado tantos a lo largo de
la historia. Conocida la historia o la leyenda de la muerte espantosa del emperador
apóstata juliano, que él exterminaba a fuego y hierro al cristianismo. Quería que la humanidad olvidase el nombre del “Cristo galileo”. Y cuando logró inundar de sangre las comunidades cristianas, preguntó un día con burla: ¿y qué hace ahora el carpintero de Galilea? Un cristiano -dicen que- le contestó: está cortando madera para hacer el ataúd de juliano. Al poco tiempo juliano tenía hecho su féretro. Y
dicen que cuando agonizaba, miró hacia el cielo y pronunció el grito desesperado de su derrota: “venciste galileo”. Y toda la historia da testimonio que juliano fue vencido. Se estrelló contra la roca que es Cristo. No la quiso tener por fundamento de su vida. El cristianismo sale más y más glorioso de cada persecución. Alguno
dirá que esto es triunfalismo. Y es verdad: Cristo a la larga siempre triunfa. Y por más que queremos darle tinte negativo a esa palabra, pero Cristo es la roca donde hemos de fundar la sociedad, la familia, la personalidad. Y sobre todo para el cristiano: Cristo es el todo en su opción fundamental, en el proyecto de su vida.


**El cristiano es el llamado a ser y sentirse iglesia: Al incorporarnos a Cristo como sarmientos, automáticamente quedamos en la comunidad, en la vid que llamamos “iglesia”. imposible ser miembro de Cristo, sin ser miembro del cuerpo de Cristo. Separarse del cuerpo es separarse de Cristo, arrancarse de la vid es condenarse a secar como sarmiento, que deja de recibir la savia.


**Cristiano es el que se siente y es llamado a ser apóstol por voluntad de Dios:
La santidad de “Yavé” en el Antiguo Testamento se llama también la gloria de
“Yavé”. La gloria de Yavé es la manifestación de Yave, la comunicación de Yavé. El cristiano porque es santo, tiene que ser la manifestación y comunicación de Yavé con su palabra, con su obrar, con todo su ser. Es inconcebible dice Pablo sexto, que un cristiano esté evangelizado y no se convierte por lo mismo en evangelizador. Es imposible ser luz y no alumbrar; ser sal y no salar. Hablamos y cantamos que somos pueblo profético. ¿Qué significa profeta? El que es boca de Dios, oráculo de Dios, es decir, el que habla de Dios a todo el mundo. Profeta es el porta-palabra de Dios.
Hoy más bien decimos apóstol. ¿Qué entendemos aquí por apóstol? Ser testigo de Cristo resucitado. Dar testimonio de su resurrección. Hacer patente a los paganos el
poder del Evangelio. Apóstol en griego y misionero en latín significa: “enviado”. Para ser apóstol no se puede proceder por auto-nombramiento. Necesitamos conciencia de la dependencia ontológica de Cristo y de la necesidad de unión con cristo y con la iglesia.


**Cristiano es todo aquel que invoca el nombre de Jesucristo, Señor nuestro: En el Nuevo Testamento se utilizan más de 50 nombres, títulos o clasificaciones para definir quién es Jesús: - el título de Cristo es empleado cerca de 500 veces. – Señor, 350 veces. – Hijo de Dios, 75 veces.- Hijo de David, 20 veces. Jesús es llamado con nombres que van desde lo más humano como (maestro, el santo) hasta lo más sublime como (hijo de Dios, y como Dios mismo). A Dios, como experiencia, nosotros los cristianos lo encontramos vivido y concretado en un hombre, “Jesús de Nazaret”. He ahí lo que nos distingue a los cristianos de los judíos y... El hombre
Jesús es el señor Dios y lo invocamos como el Señor, nuestro Dios. Le rezamos, le oramos a él. Le tenemos cerca de nosotros sacramentalmente en la eucaristía. El que no invoca a Jesús no es cristiano, el que no ora no es cristiano. Sin oración no hay religión. Sin oración a Cristo no hay cristianismo.


**Cristiano es el que siempre vive alegre: Alegre porque en él reposa el Espíritu Santo que trae los frutos de paz y gozo. Alegre porque nunca está solo. Alegre porque le espera el reino de los cielos.


**Cristiano es el que sabe que todo lo que tiene lo ha recibido: ¿qué tienes que no lo hayas recibido? Hemos recibido la vida natural, el alma, el cuerpo, los sentidos. “Todo es gracia”, es decir: “todo es regalo”. Soy un regalo de Dios. Y todo
se nos ha dado por puro amor desinteresado. Hemos recibido en el orden sobrenatural la gracia, el bautismo, la eucaristía. ¿Qué no hemos recibido? Dios nos pide agradecimiento. Amor se paga con amor. ¿Que me ha dado Dios a mi? ¿Qué le ha dado yo? ¿Qué ha hecho Cristo por mi? ¿Que he hecho yo por Cristo?


**Cristiano es aquel en quien habita el espíritu de Dios: Quien no tiene el espíritu de Cristo no es de Cristo. Es la misma definición que dio San Pedro el día de Pentecostés. Cristiano es aquél en cuyo corazón ha sido derramado el amor de Dios
por el Espíritu Santo (rom 5:5), es aquél que ha renacido del agua y del Espíritu Santo. Lamentablemente hay muchos cristianos que ni saben que hay espíritu Santo en ellos, no saben que son templos del Espíritu Santo. El cristiano bautizado no sólo está en el espíritu, como puede estar en el mar cuando nada (como un pez). Es que el espíritu está en él. El espíritu empapa el ser del hombre como el vidrio traspasado por el sol ardiente en pleno. Y porque el espíritu está adentro, el espíritu es el que dirige la conducta del cristiano. “porque cristiano es el que es movido por el espíritu de Dios”. Los que viven según la carne no pueden ser hijos de Dios, no pueden agradar a Dios.


**Cristiano es el que resucita en Cristo: Como por obra del Espíritu Santo el verbo se encarnó en Jesús, también por obra del Espíritu Santo lo resucita, y por obra del
Espíritu Santo se hace personalmente presente en la eucaristía. Del mismo modo por el Espíritu Santo serán resucitados nuestros cuerpos, del mismo modo nuestras almas muertas por el pecado resucitan, renacen hijos de Dios por el Espiritu Santo. Cristiano, pues, no es el que meramente sabe que Cristo resucitó y que
el Espíritu Santo resucita a los muertos, sino el que vive vida de resucitado por el Espíritu Santo. Todo cristiano tiene que ser un “Lázaro, amigo de Jesús” resucitado, que lleva vida “espiritual y no carnal”, vida no de muerto sino de resucitado. Ser cristiano no es adherirse a Cristo como uno puede adherirse a un club o partido. No es identificarse externamente con la causa de Cristo, ni es tampoco únicamente reconocer agradecidamente lo que Cristo hizo por nosotros. Cristiano que pertenece a Cristo, es el que ha recibido la capacidad de “vivir para Dios” a través del poder vítalizador del espíritu divino.


**¿Quién es o cómo debe ser el cristiano? Todo cristiano como Cristo debe ser un hombre muy hombre, muy humano y humanizante. Tanto más humano cuanto más cristiano. El humanismo es la virtud de Cristo, de que habla San Pablo a Cristo. Todo cristiano debe ser auténticamente divino, un hijo de Dios, no eslabón en la evolución zoológica. Si fuéramos descendientes de una pareja de animales no pasaríamos de ser lobos para otros lobos. El cristianismo ha de establecer unas relaciones interpersonales divinas, no epidérmicas y carnales. Somos también espíritu. Todo cristiano debe ser un profeta de la palabra de Dios con el coraje de un Elías, de un Juan bautista, dispuesto a dejarse cortar la cabeza, pero no dejarse amordazar. Debe ser un Jeremías que se solidariza con todos los marginados, los pobres, con los que sufren. El cristiano debe ser piedra, miembro, órgano de la iglesia que se sienta parte integrante de la iglesia, en la iglesia y con la iglesia. Y como la iglesia es terrena y celestial, el cristiano ha de tener los pies en el suelo y la cabeza por encima de las estrellas, en el cielo. El cristiano ha de ser un hombre siempre alegre y optimista, porque vive de las promesas de Cristo, vive de la esperanza. Y la esperanza es alegría y es coraje.