No buscar nuestra propia gloria

La fe es muy importante, porque es el paso previo a la caridad, al amor. Por eso, hemos de fomentarla y cuidarla; no podemos jugar con la fe, ponerla en peligro. En otros tiempos se incitaba a los cristianos a renegar de Cristo; en nuestra época se enseña a los mismos a negar a Cristo. Antes se usaba la violencia, ahora de insidias; Antes se oía rugir al enemigo, ahora, presentándose con mansedumbre insinuante y rondando, difícilmente se le advierte.

La fe se nutre con el estudio, con la formación. No es coherente que vaya creciendo nuestra cultura, ciencia, capacidad critica, y continúemos con una formación religiosa "de primera comunión": con explicaciones de la fe que no dan respuesta a las preguntas de una vida de adulto, ni pueden contrarrestar los ataques a la fe bajo un lenguaje pseudo-científico y "progresista". Por eso es importante asistir a charlas de formación, pedir consejo para leer libros interesantes sobre la doctrina y la vida cristiana, etc...

No busquemos la alabanza propia, ni siquiera la que mereceríamos. Si nos buscamos a nosotros mismos: quedar bien, triunfar y que los demás nos admiren, ¿cómo vamos a entender a Cristo? Él mismo ha dicho: "Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y la tierra, porque ocultaste estas cosas a los sabios y prudentes, y las revelaste a los pequeños".Por eso,¡Qué grande es este hacerse pequeños!Jesús, siendo Dios nace en un establo, vive pobre en una aldea perdida, muere ajusticiado en una cruz y se esconde bajo las especies de los alimentos más vulgares de la tierra: vino y pan. ¿Por qué actúa así? ¿Qué nos está queriendo enseñar con ésto?

Posiblemente quiere enseñarnos que es mejor pasar oculto, y que lo más hermoso y noble de nuestra actividad, de nuestra vida, quede escondido. No significa que debamos hacer las cosas mal, él nos quiere con prestigio profesional y humano, y en los lugares en los que el ejemplo de nuestra vida cristiana pueda llegar a más gente. Pero sin buscar la alabanza propia, ni siquiera la que nos mereceríamos. Así que ayúdanos, Jesús, a buscar siempre y en todo tu voluntad y tu gloria.