Ser sencillos ante Dios

Procure ser sencillo ante Dios, aceptar su plan, la vocación, como un difícil y largo camino en lucha constante contra sí mismo, contra las pasiones, buscando formar el hombre nuevo y estando dispuesto a aceptar sus limitaciones en este camino.

Todos quisiéramos tener un corazón que sólo amara a Dios, una voluntad que sólo apeteciera a Dios, un temperamento sin conflictos, una emotividad controlada... Sin embargo, Dios quiere que le amemos tal como somos, que le sigamos con nuestros defectos, para que brille en nosotros su gracia.