EL AGRADECIMIENTO


El agradecimiento es una forma extraordinariamente bella de relacionarnos con Dios y con los hombres, es un modo de oración muy grato al Señor. Un día cuando estemos en presencia de Dios para siempre, comprenderemos con entera claridad que no sólo nuestra existencia se la debemos a Él, sino que toda ella estuvo llena de tantos cuidados, gracias y beneficios "que superan en número a las arenas del mar".

La persona agradecida con Dios le es también con los que lo rodean. Con más facilidad sabe apreciar esos pequeños favores y agradecerlos. El soberbio, que sólo está en sus cosas, es incapaz de agradecer; piensa que todo le es debido. La gratitud en lo humano es propio de un corazón grande.


Existe un momento muy extraordinario en el que el Señor nos llena de sus dones, y en él debemos ser particularmente agradecidos: la acción de gracias que sigue a la Misa. Nuestro diálogo con Jesús en esos minutos debe ser particularmente íntimo, sencillo y alegre. No faltarán los actos de adoración, de petición, de humildad, de desagravio y de agradecimiento. Allí están los Ángeles, que le adoran en nuestra alma...En ese momento el alma es lo más semejante al Cielo en este mundo.

¿Cómo vamos a estar pensando en otras cosas...? Ninguna criatura como la Virgen, que llevó en su seno durante nueve meses al Hijo de Dios, podrá enseñarnos a tratarle mejor en la acción de gracias de la Comunión.