Jesús: Camino, Verdad y Vida

Es natural que el que no tiene camino, ni verdad, ni vida, viva en el miedo, se sienta perdido, desorientado, abocado a la muerte.

Los discípulos de Cristo no deben tener miedo a desorientarse en su caminar, pues tienen un camino seguro que es Jesús mismo, que conduce hacia Dios. Tienen la verdad que despeja todas las oscuridades. Tienen la vida que alimenta.

Yo soy el camino, dice Jesús: no soy el sendero. Yo soy el camino real. Los senderos son muchos, pero el camino es único. El camino es "el de donde, y por donde, y el adonde". El camino tiene un comienzo, un medio y una meta. El cristiano es el que sabe de dónde viene, a dónde va, por dónde va, porque está en Cristo.

Hay muchos que quieren inventar el camino y se meten por senderos porque quieren corregir la plana a Cristo y al Evangelio. Sólo hay un camino para el hombre, Jesús y el Evangelio, y sin Dios, sin Cristo, sin el Evangelio, el hombre es una persona extraviada. No conviene olvidar que hay caminos falsos y a veces son caminos muy anchos, muy cómodos, muy bordeados de flores.

Yo soy la verdad, dice Jesús: Dios es el único que permanece. Todo lo demás es vanidad. "Sólo Dios es de verdad y es verdad, Él es el único necesario". Cristo es el hombre que siempre dijo la verdad y además hizo la verdad. Lo que hace falta es menos hablar y más hacer. Cristo enseña la verdad, no enseña medias verdades que son mentiras completas. Cristo es la verdad, en Él no hay engaño.

Lamentablemente, la vida para muchos es un engaño. Vivimos de la mentira. La propaganda triunfa propagando mentiras o también ocultando la verdad, deformando la verdad, dando medias verdades. Sólo la verdad nos hará libres. "Donde ella está no hay oscuridades". La verdad es libertad, es la roca sobre la que edificar.

Yo soy la vida, dice Jesús: Dios es el autor de la vida, es el principio de la vida. Jesús es el pan de vida, es el agua de vida; vino para dar vida y vida eterna.

El Evangelio es partidario de la vida, no de la muerte, ni de la enfermedad, ni de la miseria, ni de la pobreza, ni de la escasez.

Pero hay quienes viven una vida falsa, que más que vivir, mal viven.Los hay que viven corrompidos, y vivir corrompidos es no vivir. Los hay que sólo viven para morir.

Hay una vida auténtica y una vida inauténtica. Sólo en Dios tenemos una vida auténtica. Sólo Dios da motivos para vivir y ayudar a vivir.

Vivir es sufrir, amar es sufrir y sólo el Evangelio nos da motivos suficientes para superar el egoísmo individualista, grupal, nacional, político. Sólo el Evangelio enseña a amar a todos sin distinción. "Sólo el Evangelio enseña a vivir".

"Cristo es el Camino y la Verdad de la Vida y para la Vida".