La sensibilidad

La vida de Jesús terminaba aparentamente en el fracaso, pero ese fracaso fue el precio para el triunfo de la Resurrección. Nosotros queremos ser más que Cristo. Queremos poner condiciones a Dios, discutirle su Palabra. La Palabra de Dios no se discute, sino que se obedece... No huyamos del cirujano buscando curanderos... El fuego si no nos quema y nos duele ó no es fuego ó hemos perdido la sensibilidad. Así es el Evangelio; un Evangelio blando, cómodo, no es Evangelio. Eso es lo feo del neopaganismo moderno que acepta el pecado con toda tranquilidad sin pestañear, sin remordimientos, porque ni siquiera tiene conciencia del pecado. Hoy proclaman con toda frescura el derecho de practicar el homosexualismo y lo pintan tan "normal" que ya los heterosexuales parecen ser "anormales". ¡Caramba! Se ha perdido la sensibilidad. El hombre moderno se limpia con más cuidado que los antiguos: usa jabón, cambia la ropa todo los días, pero la limpieza de su alma parece estar desapareciendo.