No entiendo como hay personas que dudan de esa existencia Divina, Suprema, Omnipotente. Si todos confiáramos plenamente nuestras vidas a la voluntad de Dios, todo sería perfecto. Cuando tú confías tu vida y la de tu familia a Dios te pueden pasar cosas desagradables ocasionadas por otras personas, pero tú sales totalmente ileso. Así pues confiemos ciegamente en nuestro Padre Celestial, en nuestro hermano mayor Jesucristo y en la protección de nuestra Madre del cielo, la Santísima Virgen María.