¿Porqué contó el Señor con tantos pescadores entre sus Apóstoles? ¿Qué cualidad vio en ellos Nuestro Señor? Una paciencia inquebrantable. No sabemos cómo ni cuándo, pero todo esfuerzo apostólico da su fruto, aunque en muchas ocasiones nosotros no lo veamos. El Señor nos pide la paciente espera de los pescadores. Ser constantes en el apostolado personal, no abandonarlo jamás, no dejar a nadie por imposible que sea. La paciencia es parte principal de la fortaleza y nos lleva a saber esperar cuando así lo requiera la situación, a poner los medios humanos y sobrenaturales, a recomenzar muchas veces, a contar con nuestros defectos y con los de las personas que queremos llevar a Dios.
Jesús llamó a los Apóstoles conociendo sus defectos. Confía en ellos y los forma con paciencia; cuenta con el tiempo para hacerlos dignos, listos para la misión que han de desempeñar. Encontraremos resistencias, consecuencia del pecado; a nosotros nos toca ser buenos canales por los que llega la gracia del Señor, facilitar la acción del Espíritu Santo en nuestros amigos, parientes y conocidos. Si el Señor no se cansa de dar su ayuda a todos, ¿cómo nos vamos a desalentar nosotros que somos simples instrumentos?