Criticar


Se puede decir que criticar es una cosa vieja, de la edad de la piedra. El criticar es "moda" y "moda elegante" para gente sin elegancia. Hoy critican todo, al papa, a la Iglesia, hasta al mismo Dios lo critican. No hay a quien no nos sintamos con valor para criticar.

Hoy hablan hasta de "crítica positiva, constructiva"; parece que habrá que suprimir el octavo mandamiento, el sexto ya lo desaparecieron, y el no robar, ¿quién lo tiene en cuenta...? Ahora parece que toca desaparecer al octavo. Sigamos pues destruyéndonos como lobos unos a otros.

Hoy por hoy sólo está prohibido criticar a los homosexuales, al jefe de un partido, a los directores de la más y criminal inmoralidad de los medios de comunicación social. Ahí tenemos el Evangelio y anti Evangelio: "hipócrita, que ves la paja en el ojo ajeno y no ves la viga en el tuyo".

Nos vendría algo bien la "autocrítica personal", examen de conciencia no de la ajena sino de nuestra vida. "No critiques de la nuez porque es dura, abrela y verás que sabrosa es".