La justificacion del hombre

Las leyes ni santifican ni son siempre santas. Las constituciones no son divinas ni santifican, ni todo lo que dicen es canonizable, ni todo es verdad auténtica y total, pueden ser falsedades, medias verdades. El sistema o el partido político no santifica; no todo lo
que dice el sistema o el partido es bueno.

El capitalismo no santifica, lleva encarnado el pecado. La dictadura,
el socialismo, la democracia no santifican ni salvan. Todo sistema
político es imperfecto, es pecador. Ningún líder, ningún escritor
santifica; ningún heroe del pasado o del presente santifica. Ninguna
obra justifica por sí misma.

Justificar significa: santificar, perdonar los pecados, divinizar.
Sólo Dios puede perdonar, hacer renacer.

¿Cómo somos santificados? Por los sacramentos, por la contrición, por
la oración, pero tampoco éstos justifican o santifican automáticamente, sino que exigen fe. Eso significa que es Dios por medio de los sacramentos que santifica, justifica, y porque Él es quien perdona, Él es el único que señala el camino de justificación, del perdón, de la santidad.