Justicia-Moral-Conciencia-Perdón

¿Qué pasa? No entiendo. ¿Hasta dónde ha llegado el hombre? Secuestrar a niños, aterrorizarlos, encañonarlos... ¿Qué ha pasado con el alma humana que ha perdido la razón? ¿Dónde ha quedado la conciencia? ¿Dónde ha quedado la dignidad moral de una persona que se atreve a ultrajar lo más santo y puro de la humanidad? Los niños. En lo más profundo de su conciencia el hombre descubre una ley que él no se da a sí mismo, sino a la que debe obedecer y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su corazón, llamándole siempre a amar y a hacer el bien y a evitar el mal...La educación de la conciencia es una tarea de toda la vida. Desde los primeros años despierta al niño al conocimiento y la práctica de la ley interior reconocida por la conciencia moral. Una educación prudente enseña la virtud; preserva o sana del miedo, del egoísmo y del orgullo, de los insanos sentimientos de culpabilidad y de los movimientos de complacencia, nacidos de la debilidad y de las faltas humanas. La educación de la conciencia garantiza la libertad y engendra la paz del corazón”. ¿Cuántas lágrimas se han derramado en el mundo a causa del egoísmo del hombre, cuántos hombres, mujeres, niños han pasado momentos de interminable angustia? Familias se han desmoronado, se han destruído, han sollozado.

Que nuestras almas no estén intranquilas, buscando venganza o justicia desde los ojos humanos; confiemos en que Dios, que es infinitamente justo, se encargará de eso. No podemos evitar ni huir del sufrimiento, el dolor existe. Ni siquiera puedo imaginar el dolor que ha de ser perder a un hijo y aún más, en tales circunstancias en las que la crueldad, la violencia, el miedo, la angustia y la incertidumbre hicieron desdichados sus últimos momentos; pero un ser humano, una persona humana debe saber que se puede perdonar llorando, pues el perdón aunque está unido a vivencias afectivas, no es un sentimiento sino un acto de voluntad. ¡Qué difícil! Lo sé, ni siquiera puedo afirmar que yo lo haría, sin embargo, Dios en su infinita bondad nos ha puesto el ejemplo. Recordémosle en la Cruz, minutos antes de expirar y morir, pidió al Padre por nosotros: “Perdónales que no saben lo que hacen”... Así mismo te diría yo, ante esta cruenta realidad: pídele al Padre que te ayude a perdonar y pide por toda esta gente que tanto mal ha hecho pues te aseguro que no saben en verdad lo que hacen.