La libertad interior

Mientras los judíos estaban pensando en libertad política respecto a los romanos, Jesús estaba yendo más a fondo: libertad interior; libertad de hijos de Dios que no están atrapados por la esclavitud del pecado. "Todo el que comete pecado, esclavo es del pecado." El pecado efectivamente esclaviza porque obliga a actuar en la dirección que marcan las pasiones y las debilidades, no la razón iluminada por la fe. Para conseguir esa libertad, es necesario conocer la verdad, esa verdad que es Cristo, y para conocer la verdad, para conocer a Cristo, es necesario permanecer en su palabra, es decir: ser fiel, perseverar en el camino cristiano, no abandonarlo cuando empiezan las dificultades. Cristo mismo vincula de modo particular la liberación con el conocimiento de la verdad: "la verdad os hará libres." Esta frase atestigua sobre todo el significado íntimo de la libertad por la que Cristo nos libera. Liberación significa transformación interior del hombre, que es consecuencia del conocimiento de la verdad. La transformación es un proceso espiritual en el que el hombre madura "en justicia y santidad verdaderas en los diversos ámbitos de la vida social".

La verdad de Cristo no es una verdad abstracta, no es un concepto. Él es la Verdad, y no es una verdad para ser aprendida a través del estudio, que se pueda explicar en una pizarra. Es necesario vivir según su palabra, hacer la prueba, experimentar de verdad su amor, darse a los demás, buscar ante todo su voluntad. Y así acabamos conociéndolo a fondo, y su conocimiento nos libra de la esclavitud del pecado. La verdad os hará libres.

Jesús, es la Verdad, y su verdad es ésta: es el Hijo de Dios. Y ésta es también nuestra verdad: somos hijos de Dios. El que no se sabe hijo de Dios, desconoce su verdad más íntima. Si no nos damos cuenta de que Él es nuestro Padre, no nos estamos enterando de lo realmente importante en nuestra vida: ¿quiénes somos, qué se espera de nosotros, para qué estamos en la tierra, y cómo podemos ser de verdad felices? "El esclavo no queda en casa para siempre; mientras que el hijo queda para siempre".