Mariología

María e Isabel

Cuando el ángel le dijo a María que iba a ser madre de Dios, le dijo también que su parienta Isabel ya estaba en el sexto mes.
María aceptó el signo que el ángel le dio de que concebiría por obra del Espíritu Santo, y se apresuró a constatar la realidad del signo de su parienta para asegurarse de que no era víctima de una alucinación.
Siempre existe el peligro de las alucinaciones, y ahí tenemos a María en “camino”. La virgen del buen camino. Si Jesús es el camino, María es el camino para Jesús; María es la mujer que le prestó los pies a Jesús para visitar a Juan bautista antes de nacer; igualmente, le prestó su carne y en la pasión le prestará su dolor “para completar los dolores del mismo Cristo”.
El encuentro con Isabel:
La sorpresa de María no puede ser mayor, cuando desde la puerta llama a Isabel al llegar a su casa y le dice: la paz sea contigo y con todos los de esta casa. María se siente confundida ante la respuesta totalmente inesperada de Isabel. Tres grandes frases pronunció Isabel:- bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre: ¿De dónde pudo saber Isabel que María había concebido al salvador? El Espíritu Santo se lo reveló. ¿Cómo? María se siente confirmada en lo que a ella le dijo el ángel. Aquello no fue alucinación.- ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor (Dios) me visite? Es una confesión de fe en la divinidad del hijo de María. Más adelante se declarará dogma de fe la maternidad divina de María, pero ya aquí la anuncia Isabel: “Santa María Madre de Dios”. “Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”.
También un día Jesús declarará que la grandeza de María, más que su maternidad biológica, se funda en la escucha de la palabra de Dios. Aquí se trata de la bienaventuranza de la fe. ¿Nos sentimos los cristianos dichosos por nuestra fe? ¿La fe es secreto de nuestra felicidad? Esas frases de Isabel son un canto lírico a la belleza y grandeza de María. Esas frases de Isabel con lo que dijo el ángel son el canto más teológico sobre la grandeza de la virgen. ¿Cómo puede ser posible que quienes leen el Evangelio se nieguen a honrar a María, cuyas alabanzas están en el mismo Evangelio?
Dios escogió a María. Pero cuando Dios escoge, no lo hace precisamente para vivir en comodidad, sino para usar a la persona para bien de la humanidad. Pero nadie puede servir de provecho a los demás, sino a través del sacrificio y de la entrega. María sería para eso, cuyo corazón será atravesado por una espada y tendrá que subir al calvario acompañando a su hijo Dios. Sólo en el sacrificio, en el esfuerzo, en el empeño, se puede llegar a servir a los demás. Algún predicador dijo que “Cristo no vino a hacer la vida fácil sino a hacer a los hombres grandes”. Nadie puede crecer sino superando las crisis. En la comodidad la gente se hace mediocre.
La respuesta de María (el significado):
El canto del Magníficat ha venido a ser uno de los más grandes himnos de la Iglesia cristiana y de todas las denominaciones. El magnificat contiene el secreto de la espiritualidad de María y es además un documento revolucionario. La religión no es opio del pueblo. La religión es el despertador del pueblo.
a) el secreto de la vida espiritual de María: toda su vida se emplea en “glorificar al señor”, conocerlo y darlo a conocer. María es la mujer que nos dio a Dios hecho carne, es la mujer cuyo secreto de alegría se funda en el Señor, en el salvador. Andamos buscando la alegría donde no está y nos moriremos sin haberla encontrado. María encuentra la alegría en Dios. Dios es el infinitamente feliz. Mejor dicho, felicidad. Nadie más feliz que el que se encuentra cercano a la felicidad infinita. Cuanto más cerca de Dios nos encontremos, tanto más felices seremos. San Lucas añade más adelante, como otro alimento de la felicidad de María, que lo reflexionaba todo en su corazón. ¡Que poco se reflexiona hoy! Vivimos de la irreflexión. Pero María hizo una gran profecía con este himno: todas las generaciones de la historia me llamarán bienaventurada por haber sido escogida para ser la madre de Dios hecho hombre, y la profecía se ha cumplido.
b) El magnificat como documento revolucionario: tres son las grandes revoluciones que el Evangelio trae a la humanidad: 1) Revolución moral: dispersó a los soberbios de corazón. El cristianismo es enemigo declarado del orgullo. La soberbia, en efecto, es el origen de todos los pecados. Jesús declara bienaventurados a los humildes porque de ellos es el reino de Dios. 2) Revolución social: derribó de los tronos a los poderosos y exaltó a los humildes. Ya ningún ser humano es paria. Todos somos hijos de Dios, hermanos de Cristo. Cristo se ha identificado con los más pequeños. En el cristianismo no puede, no debe haber clases sociales. Parece mentira que haya cristianos que todavía hablan de clase alta, media y baja. No lucha de clases, sino desaparición de las clases, es lo que promueve el Evangelio. 3) Revolución económica: llenó de bienes a los hambrientos y despidió vacíos a los ricos. Una sociedad no cristiana es una sociedad donde se aprecia a las personas por su poder adquisitivo. Una sociedad no es cristiana si es una sociedad consumista. La sociedad cristiana es la que comparte y reparte los bienes propios. En una sociedad cristiana nadie tiene demasiado, mientras otros tienen demasiado poco. El cristiano que tiene en abundancia comparte y reparte, y así nadie pasa necesidad.
De ese modo el magnificat, un himno tan suave, se convierte en canto de revolución. Así todo cristiano debería ser un auténtico revolucionario. El Evangelio desencadena una revolución en el corazón de cada hombre, la gran revolución del mundo entero.
Revolución, sin embargo, que está por comenzar y a la que tenemos tanto miedo.

Santa María Madre de Dios

La Iglesia, madre y maestra, nos hace comenzar el año con la “mejor estrella”. María es el lucero o estrella de la mañana que anuncia el día que es Jesús. María es la mujer revestida de sol y coronada con las doce estrellas. María es la estrella que anunció Balam. Esa es María, la estrella que guió a los magos. María es la estrella que anuncia el fin de la noche del Antiguo Testamento y el comienzo del día del nuevo. Es la aurora de la evangelización y salvación.
Canta Lope de Vega el nacimiento de María: “hoy nace una estrella -tan divina y tan celestial- que con ser estrella es tal -que el mismo sol nace de ella”.
Santa María Madre de Dios:
Es imposible hablar de Jesucristo hombre-Dios sin hablar de la Virgen María, madre de Dios. La devoción a María forma parte del patrimonio cristiano. En cierta manera se puede decir que María define la encarnación. Sin María no hay encarnación. Ahora bien, la encarnación define al cristianismo. Luego quiere decir que sin María no hay definición clara del cristianismo.
María es la mujer que concibió y dio luz a un hijo, a quien pondrá por nombre Jesús. Pero es un hijo que es hijo del altísimo Dios. Isabel la llama la madre de mi Señor-Dios.
San Juan nos dice: “el verbo se hizo carne”. Fue María la que dio la carne al verbo.
Jesús es hombre-Dios, pero no es que sea mitad hombre y mitad Dios, de modo que María fuera sólo la madre de la mitad hombre, como decía el hereje Nestorio. María es madre de Jesús que es Dios hombre. Por eso madre de Dios. En Cristo no caben dualismos, dicotomías: “es hombre y es Dios”.
En el año 431 se definió, en el Concilio de Efeso, como dogma de fe, la maternidad divina de María. El pueblo de Efeso lleno de alegría cantó: Santa María Madre de Dios”.
¿Por qué no saludarla cada mañana con ese saludo evangélico?
María fue la mujer que por el Espíritu Santo nos trajo a Jesús. También ella será la que nos lleve al mismo Jesús.
María, Madre nuestra, de los hombres:
Llamar a la virgen madre nuestra, no es opio de los huérfanos, ni un sueño utópico de mentes poéticas o imaginativas. María es verdadera madre nuestra.
Dios Padre no tiene más que un hijo natural-que no es natural en el sentido civil o legal de la palabra. Ese hijo natural se lo dio a María en la encarnación para que fuera también hijo natural de ella por obra del Espíritu Santo. Pero Dios Padre tiene otros hijos adoptivos - adopción que no es al estilo de la adopción jurídica-civil que nosotros entendemos. “Adopción que nos hace auténticos hijos de Dios”.
Dice San Pablo en su carta a Gálatas: Dios envió a su hijo, nacido de mujer...para que recibiésemos la adopción. Parece que esa adopción sea también por medio de María, la madre de Jesús. “Sería extraño que fuésemos hermanos de Cristo e hijos con Él del mismo padre, y que no tuviésemos la misma madre”. Somos miembros del cuerpo místico de Cristo que va creciendo a medida que aumenta el número de almas en gracia. Si la cabeza es hijo de María, los miembros lo tienen que ser también.
Jesús nos dio en el Evangelio a su Padre por Padre; al Espíritu Santo no los envió para que sea alma de nuestra alma; nos dio su cuerpo en la Eucaristía, y en la cruz nos dio a su madre por madre: “He ahí tu madre”.
Hoy día, primero de Enero, nos dice la Iglesia: Ahí tienen a la madre de Dios, ahí tienen a la madre de ustedes. ¿Por qué tener miedo entonces? ¿Por qué no llamarla cada mañana?........Comencemos el día en el nombre de Jesús y de María.

El Magnificat de Maria

Este canto ha venido a ser uno de los grandes himnos de la Iglesia. Contiene el secreto de la espiritualidad de María y es además un documento revolucionario. Toda la vida de María se emplea en glorificar a Dios y darlo a conocer; ella es la que nos dio a Dios hecho hombre.

El secreto de la alegría de María se funda en el Señor. Andamos
buscando la alegría donde no está, María la encontró en Dios; cuando
más cercano a Dios nos encontramos, más felices seremos. María hizo una
gran profecía en este himno: "todas la generaciones me llamarán
bienaventurada" y la profecía se ha cumplido.

El Magnificat como documento revolucionario: tres grandes revoluciones
trajo el Evangelio a la humanidad.

- La revolución moral: dispersó a los soberbios de corazones. El
cristianismo es enemigo declarado del egoísmo. Jesús declara
bienaventurados a los humildes.

- La Revolución social: derribó del trono a los poderosos y exaltó a los
humildes. En el cristianismo no puede ni debe haber clases sociales;
parece mentira que todavía haya cristianos que hablan de clase alta,
media y baja. No lucha de clases sino desaparición de clases es lo que
promueve el Evangelio.

-La revolución económica: una sociedad no cristiana es la que aprecia a
las personas por su poder adquisitivo; la brecha entre rico y pobre no
es cristiana.

El Magnificat, un himno tan suave se convierte en canto de revolución.
El Evangelio desencadena una revolución en el corazón de cada hombre, una revolución que ha comenzado hace dos mil años y a la que tenemos tanto miedo.

La inmaculada Virgen María

San Pablo tejiendo una serie de citas del Antiguo Testamento nos da un cuadro realista de la situación humana cuando Cristo vino al mundo (Roma 3:11-18). Y ese es el momento en que despunta la “aurora de la salvación”, “la aurora del Evangelio”: María concebida sin pecado, ideal humano de santidad, ideal de humanidad. Toda hermosa.
La Biblia nos presenta el mejor cuadro de la inmaculada: una joven virgen, en figura de señora con la serpiente, símbolo del pecado, debajo de sus pies (gen:3:15), vestida de sol y 12 estrellas coronando su cabeza (Apo:12:1).
La serpiente es el anti-Dios, el anti-palabra de Dios, el padre de la mentira.
El sol es el propio Dios, que la llenó de su gracia y de su divinidad.
Las 12 estrellas son los frutos del Espíritu Santo que la han convertido en templo de la divinidad.
San Pablo nos presenta el mundo secularista, ateo, anti-teísta. El Apocalípsis nos presenta el inicio del hombre nuevo, el mundo nuevo: María inmaculada, la purísima, la virgen. Frente a un mundo corrupto, un mundo limpio; frente a una humanidad pecadora, una mujer sin pecado. Inicio de la nueva humanidad: madre virgen de Dios.
¿Qué significa inmaculada?
María es la mujer pura y limpia por dentro: Por decir que María es limpia por dentro, no quiere decir que ella no lo sea por fuera. Lo es por fuera y por dentro. Algunos cuidan mucho “las apariencia sociales”. “La credibilidad” son sepulcros blanqueados, limpios por fuera y podridos por dentro.La limpieza de corazón es la limpieza interior en contraposición a lo meramente exterior, legal. María nació con el alma santa; mejor dicho: su alma fue creada santa. “A muchos lo interior no les interesa”. La limpieza de corazón es lo contrario de la hipocresía. Hay hombres que
mienten, son hipócritas cuando hablan o cuando callan; rodeados de gente o a solas con su conciencia, que es mentirosa consigo misma.
María es la sin-mancha por dentro, limpia como el sol, blanca como la nieve, bella como el azul del cielo sin nubes. Por eso María es virgen, moral y biológicamente. No tiene sólo apariencia de virgen, sino que lo es corporal y mentalmente; de alma y de cuerpo. Hay mujeres que se glorían de tener apariencia de honestas, pero no lo son, y con los hombres lo mismo, parecen fieles y no lo son. La virgen era santa por fuera y por dentro; santo el cuerpo y el alma. Tenía imaginación santa, corazón santo, libertad.
Llena de gracia: Cuando decimos que la virgen es inmaculada corremos el peligro de
quedarnos en la dimensión puramente llamémosla-negativa: Pureza negativa sería un sepulcro magnífico por fuera y por dentro vacío. La virgen no tiene una de esas purezas que por dentro no tienen nada, sin humo y vacío. Hay purezas que son como nueces vacías. Hay vírgenes en cuya lámpara no queda ni una sola gota de aceite. Hay
manos limpias pero vacías. Vidas limpias pero inútiles. Señor me diste, te lo devuelvo intacto pero vacío. Hay quienes creen amar a Dios puramente, porque no aman a nadie.

La concepción
Concebida sin mancha original:
Una joven madre, preguntó un día a San Francisco de Sales, cuándo debía comenzar a educar a sus hijos. El santo preguntó: ¿cuántos años tiene su primer hijo? Respondió:1año. Le dijo el santo: si no ha comenzado ya, ha perdido 2 años muy importantes en la educación de su primer hijo. Debe comenzar a educar a su hijo ya, un año antes de nacer.
Dios padre planificó la encarnación del verbo y para eso no se redujo a que fuera “concebido por obra y gracia del Espíritu Santo”, y no por un hombre que pudiera transmitirle algo negativo temporalmente y caracteriológicamente. Es que además, aunque “nació de mujer como los demás hombres”, cuidó que esa mujer fuera una mujer diferente. Hizo que María, concebida de un hombre y de una mujer, tuviera una concepción “singular”.
Efectivamente, Dios la preservó de todos los traumas, complejos, pasiones, tendencias más o menos desviadas y perversas que posiblemente puedan ser transmitidos por la generación biológica. Así María nacerá mujer completamente sana psicológicamente, temperamentalmente equilibrada. María podrá transmitir una naturaleza humana perfectamente equilibrada a su hijo, que será el “hijo de Dios
altísimo”. María será la mujer por excelencia, en ella comenzará la nueva y eterna alianza. La mujer donde no existe lo negativo temperamentalmente, espiritualmente, sino sólo lo positivo. María fue protegida radicalmente desde los comienzos contra todo posible deterioro y contra toda tendencia y ambiente pecaminoso y morboso.
María, la inmaculada, es la mujer que nunca se manchó: - María tuvo un corazón que nunca se manchó. Si alguien ha visto, tocado, oído a Dios en su vida mortal, esa fue María. Y lo pudo ver porque tenía limpio el corazón. María tuvo la suerte de, al amar a su hijo carnal, amar al propio hijo de Dios en persona. Y si para la
madre un hijo es lo más querido de su corazón, el corazón de María era el propio Jesús. – María tenía unos ojos limpios. “Donde está el corazón, ahí se van los ojos”. – María tenía una conciencia limpia, no sólo de pecado mortal, sino de todo pecado venial deliberado y semideliberado. “Era una conciencia inmaculada”. – María tenía una voluntad limpia. Es o fue la mujer de mejor buena voluntad con todos,
aún con los verdugos de su hijo.- María tuvo una memoria pura, inmaculada y limpia de todo rencor, resentimiento, de todo prejuicio, sea racial, político....etc. María es la mujer a quien nadie pudo manchar: han tratado de mancharla los enemigos de la iglesia de Cristo, pero ella como el sol, sigue inmaculada. Nadie puede manchar al sol tratando de escupirle, es posible que el salivazo le caiga a él en el
rostro. María es la mujer que con la mirada limpia los corazones, las almas: Son muchos los que llevan en su cartera la estampa de la virgen inmaculada y en los momentos de tentación, la miran y vencen. Son muchos los que en su habitación, en su casa, tienen la imagen de la inmaculada, y cuanto bien hace a la familia.