Ser o no Ser
Es nuestro problema y también el de todos los hombres. Somos a medias. Hoy nos acercamos al ideal, mañana lo perdemos de vista. Hoy confesamos nuestra fe en Cristo, mañana renegamos de ella. Hoy somos fieles a nuestros deberes, mañana quebrantamos los más serios compromisos.
Hacemos bautizar nuestros hijos, pero no los educamos en la fe. Luchamos por matricularlos en un buen colegio, pero somos avaros de nuestro tiempo para formarlos. Deseamos que se casen por la iglesia, pero no les damos imagen de
matrimonio-sacramento. “No proyectamos un amor maduro y responsable”.
Nos preocupa la situación social que atravesamos, pero evitamos todo compromiso. Se supone que pertenecemos a la iglesia, pero nuestra relación en ella es de nombre.Otros rechazan de entrada la invitación de Jesús. ¿No serán más sinceros que nosotros? Quizás les desconcierta nuestra imagen: de un lado las palabras, del otro una vida sin marca de cristianos.
No sabemos si infortunadamente, o por fortuna, todo camina en este mundo, dentro del “ser o no ser” que expresó Hamlet. Todos somos a medias o mejor dicho, intentamos ser cada día. Pero Dios sabe de que pasta somos hechos. La bondad de alguien es el resultado de una diaria reconciliación, entre lo que deseamos y lo que hacemos, entre nuestros ideales y nuestros pequeños logros. O mejor aún: entre la inmensa bondad de Dios que nos apoya y el esfuerzo de nuestros pasos vacilantes.